Luis Aragonés: "Y volver a ganar"

Hace tres años que nos dejaste, Sabio. Y desde entonces, nada ha vuelto a ser lo mismo por aquí. Tu forma de entender el fútbol reinventó este fantástico deporte, y tu huella aún pervive en cada toque que recibe la bola.
En julio de 1938 nació una estrella, un símbolo para el deporte nacional que nos hizo tocar el cielo con unas manos que nunca antes lo habían notado tan cerca. Hortaleza, ese pequeño pueblo madrileño, desconocía la gesta que uno de sus vecinos alcanzaría para el país. Sin embargo, lo hiciste. Con la naturalidad que siempre te caracterizó, pudiste. Como siempre.
El Vicente Calderón aún recuerda las tardes  de victorias que nos diste, Luis. La grada colchonera aún corea tu nombre, orgullosos de lo que fuiste, eres y siempre serás: un símbolo. Una forma de entender el fútbol.
En 2004 llega la oportunidad. Tomas a una selección sin éxito, dirigida por Iñaki Sáez y devuelves el interés por La Roja a millones de personas sin fe.
Con el trabajo y la seriedad que te caracteriza haces, de un equipo sin brillo, un grupo de muchachos que nos hicieron soñar. Unos chicos que alzaron la Eurocopa de 2008 con aquel gol de tu pupilo, Fernando Torres, frente a la todopoderosa Alemania. Los habíamos derrocado. Habíamos borrado el trono del fútbol de un plumazo y, ahora, estábamos nosotros.

Nuestra selección, la que antaño no presentaba dificultad alguna, era temida en cada desplazamiento y, sus rivales, eran vistos como víctimas.
Sin embargo, decidiste dejarlo en lo más alto. Meritoria retirada la tuya, Sabio. Lo anunciaste antes de jugar el citado torneo y tu despedida fue dulce, con un trofeo bajo el brazo y todos los españoles amantes del deporte que tuvo el honor de tenerte como estandarte, a tus pies.
Te sucedió Vicente del Bosque y, sin restarle mérito alguno, regó el árbol que con tu esfuerzo habías plantado.
Pero te nos fuiste, Luis. El 1 de febrero de 2014, la leucemia que nos habías ocultado decidió que dejases de luchar. Pero no te confundas, amigo. No has muerto. Estás muy lejos de hacerlo. Cada vez que alguien piensa en el fútbol, no dudes en reclamar la parte que de ese pensamiento te toca.
Reinvéntanos de nuevo, Luis. Sabemos que no te has ido.

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